miércoles, 1 de junio de 2011

CUANDO LOS ELEFANTES ANDABAN POR AQUÍ; Por José A. Torquemada

Enreando la otra noche con periódicos y revistas de principios del siglo XX, me topé con un ejemplar de la Revista Minera de 1916 en el que el ilustre D. Antonio Carbonell y Trillo Figueroa escribía un curioso artículo sobre las “Investigaciones Espeleológicas en la Provincia de Córdoba”, en el que hacía un recorrido por los escasos hallazgos de restos de mamíferos cuaternarios encontrados en nuestra provincia.

Además de recoger algunos datos de Almodóvar del Río, Posadas, Cabra y Santa Eufemia, refiriéndose a lo que debía ser la Cueva de la Fosforita, decía que los yacimientos de fosforita de Sierra Palacios (…) han contenido restos de aves y mandíbulas y dientes de roedores.

Más interesante resulta el hallazgo de restos de elefante que relata el propio Carbonell en estos términos, acompañándolo de sendas fotografías:

ELEPHAS ANTIQUUS, Fal.- Bélmez
En la mina Cabeza de Vaca, a unos 7 metros al Este de la Balanza Oeste, en el manto cuaternario que recubre los estratos del hullero, trabajando en una trinchera destinada a suministrar rellenos para explotación interior, se encontraron incidentalmente los cuatro restos que aparecen en las figuras 1.ª y 2.ª; son estos:

a) Una vértebra dorsal bien definida y completa.
b) Una costilla incompleta con el muñón de la unión a la columna.
c) Un trozo de costilla mal definida.
d) Un trozo perteneciente, a nuestro juicio, al aparto motor anterior, también de dudosa clasificación.

Probablemente, gran parte del ejemplar debe haber sido enviado con los rellenos al interior de la mina; la forma llamativa de la vértebra le hizo a un obrero fijar en ella la atención, y, con posterioridad, enterado el que suscribe del descubrimiento, pudo recoger sobre el terreno los otros tres restos.

Y acababa el autor indicando lo difícil que resultaría hacer nuevos hallazgos:
Indicaremos las dificultades con que hemos tropezado en la investigación, ya que el cuaternario, formado por tierras rojas, pedregosas, de cantos desiguales, sólo alcanza un espesor variable de 50 centímetros a 1 metro, viniendo superpuesto directamente al afloramiento de una capa emborrascada del carbonífero donde abundan vetas de espesor variable de caliza impura concrecionada.

Así pues, cuando paseemos por la zona de Cabeza de Vaca o vayamos a la Fuente Los Perros, consideremos la posibilidad de que algún elefante pudiera estar bajo nuestros pies y que hasta podría haberse bañado y bebido en las aguas de ese lugar.

Imagen 1

Imagen 2

José A. Torquemada

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